JOYERÍA FERNANDO MONGE 1891,

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AÑOS DE HISTORIA

Desde su nacimiento, de la mano de Juan F. Monge Otaduy, la crónica de la Joyería Fernando Monge se escribe sin interrupción, generación tras generación, ligada a la historia de Bilbao y a la de su desarrollo industrial y urbanístico.

En aquella ciudad, cuyo proceso de ensanche hicieran el arquitecto Achucarro y los ingenieros Alzola y Hoffmeyer, en su Casco Viejo, fue donde se inició, con su taller de orfebre platero y donde comenzaron a surgir sus diseños de piezas de plata, algunos destinados a resaltar su valor en lugares singulares como la Catedral de Santiago, como fue mediante la realización de la Custodia.

A principios de siglo, su hijo y sucesor Fernando Monge Abrisqueta, participó en la expansión del comercio bilbaíno, estableciendo relaciones con la Bolsa de Amberes y logrando con la importación de diamantes satisfacer la demanda de una clientela cada vez más entendida y exigente. De entonces data, año de 1891, el nombre actual de la firma “Fernando Monge”.

La familia de joyeros continúa a través de los años en los que Bilbao continúa tejiendo su particular historia y un joven de dieciocho años, Fernando Monge Arrieta, sucede a su padre y abre un nuevo comercio en 1947, esta vez, en la calle Ercilla. Emprendedor, hace que por su estética, trato y estilo, la firma familiar alcance a ser referencia no solo en Bilbao sino en todo el norte de España. Continuador del espíritu paterno amplió sus relaciones comerciales internacionales con Japón y Australia centradas en la importación de perlas. Su competencia profesional y reconocidos valores humanos le convirtieron en un joyero de apreciado prestigio personal y profesional, así lo reconocieron quienes mejor conocían su valía, sus colegas, como Presidente de la Asociación de los Joyeros de Bizkaia, hasta su prematuro fallecimiento en 1978.

En continuo proceso de adaptación, Manuel F. Monge González Audicana toma el relevo una vez más sucediéndose de padre a hijo y se hace cargo de un negocio que ya se había convertido en referencia de la joyería en todo el país. Manuel, experto gemólogo, quien a día de hoy sigue al frente de la joyería Fernando Monge, ha entendido que la adaptación a los nuevos tiempos ha de combinar dos tendencias en apariencia contradictorias. Por un lado, ha apostado por la personalización y exclusividad en el trato a través de la fabricación de joyas a medida, y por otro ha abierto canales de venta online, accediendo a un nuevo mercado que ya no es local sino global.

La evolución sigue su curso, así, desde un local en Bilbao, heredero de un comercio artesanal de las siete calles, la joyería Fernando Monge ofrece sus exclusivas joyas personalizadas, pero sin perder el carácter propio fruto de más de cien años de historia bilbaína.

Lo que naciera en las siete calles se adapta al comercio globalizado tratando de dar respuesta a algo que generaciones anteriores han perseguido con tanto empeño, habilidad y cuidado, este proceso de creación de la joya a medida es minucioso, hasta que encaja la idea, los materiales y las piedras que dan como resultado esa joya especial para cada ocasión.

El resultado siempre sorprende y emociona ya que permite crear algo muy especial para cada persona. El vínculo que se crea en este proceso perdura de generación en generación, pasando a formar parte de la historia de cada persona y familia a través de la elaboración de joyas a medida.

PRENSA

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